La enfermedad del ojo seco es una antigua enfermedad que ha inducido a errores diagnósticos durante décadas y para la que ahora tenemos posibilidad de diagnosticar y tratar, no de curarla, pero sí, al menos, de eliminar o disminuir su sintomatología.

Es una enfermedad que afecta al 24% de los pacientes que llegan a nuestras consultas y que es capaz de producir un gran sufrimiento a los pacientes, ya que es equiparable a la sensación que sentiría un paciente por padecer un ángor inestable. Además nos puede confundir en la indicación de las cirugías refractivas corneales e intraoculares y crear una gran insatisfacción en el postoperatorio, aun habiendo utilizado los mejores procedimientos quirúrgicos conocidos hoy en día.

Ahora contamos con métodos diagnósticos y de seguimiento como pueden ser los test subjetivos, las medidas del comportamiento lagrimal, la osmolarimetría como prueba capital no solo para el diagnóstico sino que para el seguimiento, y por supuesto pruebas de imagen como las interferométricas y la meibografía que nos pueda dar una importante orientación para aplicar un tratamiento etiológico del cuadro.

En el capítulo del tratamiento contamos con lágrimas y otra serie de lubricantes todos sin conservantes, por supuesto, así como corticoides de última generación en monodosis y ciclosporina catiónica sin conservantes altamente efectiva. Sin olvidar los métodos físicos como la higiene palpebral, los tratamientos termopulsados, los aparatos limpiadores del borde palpebral así como las importantes aportaciones de los tratamientos IPL de última generación.

Espero que todo esto pueda ser explicado y aumentado con esta ilusionante plataforma que ha creado nuestra querida Yvonne dándole la voz a los expertos que nos irán poniendo al corriente de las últimas tendencias de esta importante afección.