Enfermedad del Ojo Seco hoy día y por qué pasó de Síndrome a Enfermedad del Ojo Seco.

Enfermedad del Ojo Seco hoy día y por qué pasó de Síndrome a Enfermedad del Ojo Seco.

Prof. José M. Benítez del Castillo
Entrevista 24/04/2020
Prof. José M. Benítez del Castillo: Enfermedad del Ojo Seco hoy día y por qué pasó de Síndrome a Enfermedad del Ojo Seco.

Actualmente los expertos nacionales e internacionales en ojo seco consideran esta condición como una enfermedad. El nombre de ojo seco se ha mantenido a lo largo de la historia debido a lo arraigado que se encuentra en la población, en lugar de usar el término científico de queratoconjuntivitis sicca. No obstante, esta popularidad ha dado lugar a un menosprecio de lo que el ojo seco representa.

Los pacientes con ojo seco sufren. Su calidad de vida es, en muchos casos, pésima. La Enfermedad del Ojo Seco (EOS) tiene impacto en varios aspectos de la calidad de vida, incluyendo dolor, falta de vitalidad, posibilidad de realizar determinadas actividades en las que hay que mantener la mirada (leer, conducir, etc.) y disminución de la productividad laboral. Mediante cuestionarios de evaluación de utilidad se ha demostrado que la EOS leve y grave impactan en la calidad de vida de igual manera que impacta en la vida de los pacientes que sufren psoriasis leve y angina de pecho grave respectivamente.1 Los costes directos en Europa, incluyendo visitas a los especialistas, pruebas diagnósticas y tratamientos farmacológicos y no farmacológicos oscilan entre los 240.000 y 1,0 millón de euros por 1.000 pacientes.2 Los costes indirectos incluyen el absentismo y el presentismo (falta de productividad sin ausentarse del puesto de trabajo) y se estiman en 10.200 euros por año y por paciente de EOS. El absentismo es de 8,4 días de trabajo en EOS leve y 14,2 días en EOS grave. El presentismo equivale a la pérdida de 91 días en pacientes con enfermedad leve y 128 días en enfermos graves.3

Pero lo peor es que son menospreciados por muchos oftalmólogos que no entienden que es una condición crónica y actualmente sin cura, aunque sí existe alivio. Tampoco son comprendidos en el trabajo, que los creen unos exagerados que no quieren trabajar cuando no pueden estar horas y horas delante del ordenador. Llegan a ser malinterpretados por la propia familia. Y aún más, no son cuidados por las autoridades sanitarias que les obligan a costearse de sus bolsillos la inmensa mayoría de los tratamientos.

Por todo ello la Tear Film and Ocular Surface Society en el Dry Eye Worshop II lo consideró enfermedad.4 La definición acuñada fue la siguiente: "El ojo seco es una enfermedad multifactorial de la superficie ocular caracterizada por una pérdida de la homeostasis de la película lagrimal y acompañada por síntomas oculares, en la que la inestabilidad de la película lagrimal, la hiperosmolaridad, la lesión e inflamación de la superficie ocular y las anomalías neurosensoriales juegan un papel etiológico". El diccionario define enfermedad como una alteración leve o grave del funcionamiento normal de un organismo o de alguna de sus partes debido a una causa interna o externa. Y todos estos condicionantes se encuentran en la enfermedad del ojo seco.

Por todo esto, sugiero que deberíamos formarnos en esta patología que va en aumento por nuestro sistema de vida. No considerarla un trastorno sino una enfermedad. Y enseñar en este sentido a los residentes. Debemos saber que hay ojos acuodeficientes y evaporativos: necesitamos diferenciarlos ya que se tratan de manera diferente. Es necesario conocer que no diagnosticar un ojo seco previamente a la cirugía facorefractiva nos hará errar en el cálculo de la lente intraocular y dará lugar a un paciente descontento.

Cada vez tenemos más opciones diagnósticas y terapéuticas y es nuestro deber ponerlas a disposición de nuestros pacientes de manera adecuada. La ciclosporina no es un veneno, ni los nuevos tratamientos no farmacológicos como la IPL. De esta forma mejoraremos la calidad de vida de los que sufren la enfermedad más frecuente de los ojos.

El Prof. José M. Benítez del Castillo es Catedrático de Oftalmología en la Universidad Complutense de Madrid y Profesor Asociado del Instituto de Investigaciones Oftalmológicas Castroviejo. Es Jefe de Sección del Departamento de Superficie Ocular del Hospital Clínico San Carlos en Madrid, Director Científico de Clínica Rementería y propietario de Ocumed Clínica Oftalmológica.

Referencias

  1. Schiffman RM, Walt JG, Jacobsen G, et al. Utility assessment among patients with dry eye disease, Ophthalmology 2003; 110:1412-1419
  2. Clegg JP, Guest JF, Lehman A, Smith AF. The annual cost of dry eye syndrome in France, Germany, Italy, Spain, Sweden and the United Kingdom among patients managed by ophthalmologists. Ophthalmic Epidemiol 2006; 13:263-74
  3. Yu J, Asche CV, Fairchild CJ. The economic burden of dry eye disease in the United States: a decision tree analysis. Cornea 2011; 30:379-87
  4. Craig JP, Nichols KK, Akpek EK et al. TFOS DEWS II Definition and Classification Report. Ocul Surf 2017; 15:276-283
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