Los oftalmólogos estamos acostumbrados al empleo de fuentes de luz (láser Argón, Excimer, Nd-Yag, Diodo) con indicaciones fundamentalmente intraoculares y en el campo de la dacriología. En el terreno de la oculoplástica, y vinculado a la estética periocular comenzamos a implicarnos con otras técnicas láser ablativas (CO2). Estos dispositivos, muy útiles y eficaces, son fundamentales en nuestra práctica diaria y comparten unas características comunes: se trata de sistemas de emisión lumínica de luz coherente en espectros muy concretos de longitud de onda, lo que les hace muy certeros sobre la diana terapéutica, pero muy específicos para los tratamientos, restándoles versatilidad. La luz pulsada intensa nos brinda, por sus fundamentos de acción (luz no coherente, no colimada, con una amplia distribución de longitudes de onda y la posibilidad de emitir en pulsos) un gran campo de nuevos tratamientos al poder tratar superficies amplias, actuando sobre una gran variedad de cromóforos distintos (melanina, oxihemoglobina, porfirina, …) y consecuentemente dianas terapéuticas (lesiones pigmentadas, vasculares, infecciones por propionibacterium acnes, infestaciones por demodex, y células fotosensibilizadas).
Uno de los primeros usos, y el más habitualmente considerado al hablar de luz pulsada en oftalmología es el relacionado con la mejora de los pacientes con ojo seco y blefaritis. Este efecto beneficioso clínico-sintomático parece debido a varios efectos inducidos por la emisión de luz pulsada. En primer lugar, se va a provocar una trombosis controlada sobre los vasos telangiectásicos de los párpados, reduciéndose consecuentemente los mediadores inflamatorios que alcanzarán a las glándulas de meibomio. Por otro lado, el aumento local de la temperatura favorecerá la licuefacción de la secreción meibomiana, siendo por ello recomendable aprovechar este fenómeno para hacer un masaje drenante sobre los párpados, bien con torundas de algodón o pinzas atraumáticas para ayudar a la recuperación anatómico-funcional de la mayor parte de las unidades sebáceas. También los exoesqueletos del demodex, infestación altamente prevalente en pacientes con rosácea, parecen vulnerables a la luz pulsada, mejorándose de este modo la colonización parasitario-bacteriana coexistente. Finalmente, mediante mecanismos de fotomodulación, se inducen efectos mitocondriales de mejora funcional y estructural sobre los acinos de las glándulas de meibomio (aumento de la densidad y disminución del calibre de los acinos). Todo esto expuesto previamente ayudará a recuperar el estado fisiológico de equilibrio y normal funcionamiento del borde libre palpebral y la superficie ocular-película lagrimal. Por tanto, los fundamentos físicos de acción de la luz pulsada le hacen realmente camaleónica, permitiéndonos “aprovecharnos” de ella mediante la “teoría ampliada de la fototermolisis selectiva” para actuar sobre dianas terapéuticas tan diversas como son las anomalías vasculares (rosácea, angiomas…), lesiones pigmentadas (melasmas, léntigos…), sobre el folículo piloso como herramienta para la depilación. Mediante estos mecanismos de acción, la acción térmica sobre el tejido ejerce un efecto beneficioso frente el envejecimiento intrínseco, al favorecer la neocolagénesis y activar los fibroblastos de la dermis, aumentado las fibras de colágeno tipo I, III y favoreciendo el ordenamiento de las fibras elásticas. No debemos olvidar el potencial terapéutico de la luz pulsada en el acné mediante un efecto fotoermolítico que induce una fotocoagulación de los vasos que irrigan las glándulas sebáceas, reduciendo su secreción y mediante un efecto fotodinámico, generando un efecto bactericida, al actuar sobre las porfirinas del proionebacterium acnés.
También, a través de “reacciones fotodinámicas”, va a ampliar nuestro radio de acción dirigiéndonos hacia dianas celulares fotoestimuladas, mediante fármacos administrados previamente de forma tópica. Esta última modalidad de tratamiento (la terapia fotodinámica asociada a luz pulsada) nos va a permitir tratar a numerosos pacientes con técnicas de fotorejuvenecimiento fotodinámico ayudando a prevenir el avance de campos de cancerización en pacientes con antecedentes de fotoexposición y fototipos bajos y numerosas queratosis actínicas, léntigos y telangiectasias.
Por todo esto, las opciones de tratamiento están ahí, esperando a que seamos conscientes del alcance de estas técnicas tan accesibles y cómodas para los profesionales como para nuestros pacientes. Saquémosle, pues, el máximo rendimiento a esta técnica y aprendamos más entre todos sobre sus posibilidades.